lunes, 16 de diciembre de 2013

COMO EL CUENTO DE LA BUENA PIPA


Bien, empezaré por decirles que yo era un niño muy precoz y travieso. Hasta me llevaron al médico porque creían que era psicópata. Menos mal que el diagnóstico fue favorable. (Niño muy activo).
Bien, dicho esto les diré que mi mamá, todas las noches, me acostaba y se sentaba en la cama y me hacía un cuento hasta que el sueño me rendía y me dormía, así cada noche.
Uy… se sabía muchos. El ratoncito Pérez, la Cucarachita Martina, los cuentos de las mil y una noches, como por ejemplo: Alí Babá y los 40 ladrones, La lámpara maravillosa de Aladino, etc.
Cuando el repertorio se le terminaba me decía: ¿quieres que te haga el cuento de la “Buena Pipa”? Que mal me caía eso, me parecía que se reía de mí. Pero ahora me doy cuenta que lo hacía para jugar conmigo. Saben lo pesado que es el cuentecito…

Mamá - ¿Quieres que te haga el cuento de la Buena Pipa?
Yo - Sí, sí.
Mamá - Yo no te pregunté que sí, sí. Yo te pregunté qué si quieres qué te haga el cuento de la Buena Pipa.
Yo - Ya te dije que siiiii.
Mamá - Yo no te pregunté, ya te dije que siiiii. Yo te pregunté qué si quieres qué te haga el cuento de la Buena Pipa.
Etc. Y en definitiva no quería decir nada.


Moraleja: Pues bien, esos tres monitos que viajan en el almendrón se parecen al cuento de la Buena Pipa. 

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